Domingo 7 de Mayo, semana antes a Montevideo Comics.
Abajo les dejo la nota completa.
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Héroes locales están pintados
La industria de la historieta crece pese a que no se obtienen grandes réditos. A una semana de Montevideo Cómics, dibujantes y guionistas hablan del género.
CARLOS TAPIA
Un superhéroe en Ciudad Gótica o Metrópolis ya no es sorprendente, pero que uno de ellos deambule por Montevideo sí llama la atención. Cisplatino, el primer criollo con superpoderes, reencarnó en 2007. Como suele pasar con los paladines de la justicia, nació gracias a las páginas de una revista de historietas. Nadie mató a sus padres, ni cayó con su nave espacial desde el planeta Criptón, sino que el hielo de los Andes lo congeló en 1822 y un grupo de científicos lo encontró en la cordillera. Sus creadores, Pablo Zignone (27) y Diego Tapié (25), presentarán el quinto número de esta original novela gráfica durante la convención Montevideo Cómics del próximo fin de semana. Allí se encontrarán con el escueto círculo de artistas nacionales que se dedican a esta disciplina, llena de pasión y vacía de réditos económicos.
En 2009 se editaron 12 cómics uruguayos. De Cisplatino, que se vende en Argentina y Chile, se imprimen 6.000 ejemplares a color por número. Es un caso atípico, ya que de las demás publicaciones no se suelen hacer más de 1.500 copias y en blanco y negro -aunque tienen más cantidad de páginas-. Lo curioso es que, según Rodolfo Santullo (29), líder de la editorial Belerofonte, pese a que a Montevideo Cómics asisten 4.000 personas por año, los asiduos compradores de historietas en la capital no sobrepasan los 1.000.
Pero lo chico del mercado no amedrenta a los pocos más de cincuenta artistas -entre guionistas, dibujantes y editores- que mantienen vivo el "noveno arte". Santullo editó tres cómics en 2009. Entre ellos, junto al dibujante Matías Bergara, Los últimos días del Graf Spee: un libro de 100 páginas sobre el buque nazi que surcó las aguas del Río de la Plata. Con este proyecto ganó los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura, que tiene una categoría exclusiva para cómics. Este triunfo le permitió imprimir 1.000 copias a un costo de $ 51.000. La publicación sale $ 250; se puede comprar en algunas librerías y en las pocas (dos) "comiquerías" uruguayas.
"Aunque los Fondos ayudaron, aún se trata de un producto under. Eso es lo que hace difícil su venta. Hay gente que llama a los libros `revistitas de chistes`. No se dan cuenta de que esto sale una fortuna, que es el resultado de meses de trabajo; la ignorancia los hace despectivos", se queja Santullo.
Belerofonte vende sus publicaciones en Uruguay y Argentina. Este año planea editar tres libros. Entre ellos Acto de guerra, ganador de los Premios Concursables 2010. "Es una antología de historias reales sucedidas en la dictadura", adelanta Santullo.
Por su parte, Zignone y Tapié piensan en un cambio de rumbo que les permita llegar al público con mayor periodicidad, ya que el estilo hiperrealista de Cisplatino, por el cual los dibujos se hacen en base a fotografías, lleva demasiado tiempo.
"La distancia entre un número y otro es lo que hace que no se pueda vivir de esto; si la revista saliera cada 15 días ya sería otra cosa", señala Tapié. La primera Cisplatino se editó en abril de 2008 y sólo se publicaron cuatro números. Es el único cómic uruguayo que se vende en quioscos y la primera tirada del N° 1 se agotó en el día. Su precio es de $ 85 y solo la impresión de los 6.000 ejemplares costó $ 240.000.
Esteban Caballero (27) ingresó a la "industria" de la historieta en 2007 con la revista Evolución. Sacó a la calle una serie de seis ejemplares, de 64 páginas cada uno. Los tres primeros se repartieron gratis, luego se vendieron a $ 40. La impresión de las 1.500 copias de cada número -mitad color- le costó $ 41.000. La misión era hacerse conocer, y lo logró. Adinet le compró el proyecto para publicarlo en su página web. De todos modos, igual que a sus colegas, el balance contable le cerró en cero: ni pérdidas, ni ganancias. Tras esto entendió que debía reformar la idea, las historietas sólo entretenidas ya no eran atractivas, por eso las convirtió en libros de historia.
Para presentar a las editoriales su plan, Caballero realizó un proyecto sobre la Segunda Guerra Mundial. A Santillana México le gustó y le encargó 22 ejemplares -más de 900 páginas a color-, pero sobre la historia del país centroamericano, desde los aztecas hasta la actualidad. Realizarlos llevará dos años de trabajo y esta vez sí obtendrá ganancias. Para cumplir con los tiempos Caballero invitó a Santullo y a Nicolás Peluzzo, otro guionista uruguayo, a realizar con él la tarea. "A mí no me daba para hacer el laburo solo. Y como somos muy poquitos y no existe competencia decidí llamarlos", relata.
Pese a la excepción de Caballero, a simple vista parece no existir espacio para la industria del cómic en Uruguay. "Somos tres millones de habitantes, no hay mucho margen para imponer expresiones culturales", reconoce Santullo. Sin embargo, los creadores de este arte no se rinden.
Ignacio Carrero (33), reconocido en el medio por trabajar cuatro años para la firma internacional Marvel, y Fernando Ramos (22) presentarán, también en Montevideo Cómics, un trabajo que "pretende revolucionar la historieta nacional". Se trata de Sidekick, una revista con más de 100 páginas y a todo color, que se venderá a 50 pesos. Se imprimirán 1.500 ejemplares por número, lo que tendrá un costo de $ 200.000, y saldrá cada tres meses. La apuesta es ambiciosa y el resultado aún una intriga.
"La distancia entre un número y otro es lo que hace que no se pueda vivir de esto".
Público de historietas "prefiere a Batman"
Ignacio Calero tenía 15 años en 1992 cuando decidió que su profesión sería la de dibujante, y 24 cuando en 2001 Marvel, la editorial de historietas dueña de Spiderman, Iron Man y Hulk, lo contrató para participar en la línea del Capitán América. Cuatro años trabajó para la firma estadounidense. Hoy su sueldo depende de tareas free lance que hace para el exterior; pero su sueño es poder dibujar solo para Uruguay.
Bajo esta premisa nace Sidekick: un cómic de 100 páginas que prepara junto a su ex alumno Fernando Ramos, que con apenas 25 años tiene una extensa carrera dedicada al dibujo. Trabajó para la ficción Mi pequeño héroe y en el diseño del sistema operativo de las computadoras del Plan Ceibal.
Sidekick, que reúne a unos 15 dibujantes de todo el país, contendrá unas diez historias por número. Según Ramos, su barato precio ($ 50) se debe a que "las historietas uruguayas que salieron antes son muy caras y no compiten con las internacionales. Es por eso que la gente prefiere a Batman".
El "noveno arte" cuenta la dictadura.
Se trata de cuatro trágicas historias. Todas con nombres y apellidos. Y basadas en hechos reales. Episodios ocurridos durante la última dictadura militar y que marcaron las vidas de sus protagonistas. Belerofonte, la editorial que dirige Rodolfo Santullo, sacará a la calle la primera historieta dedicada al pasado reciente.
"Es un trabajo que me toca muy de cerca, porque mis padres fueron exiliados políticos. Por esta razón yo nací en México. Crecí con las historias que cuento en este libro; son todas anécdotas que escuché desde muy chico. Se trata de gente que tuvo que irse del país o la pasó muy mal acá durante el golpe. Claro que para publicarlas, y con el permiso de los protagonistas que incluso prologarán el trabajo, les agregamos un poco de ficción", cuenta el creador.
El libro, con los guiones de Santullo y los dibujos de Matías Bergara, se presentará en la convención de historietas Montevideo Cómics, que se celebra el próximo fin de semana en el cine Plaza.
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